Friday, March 11, 2005

Vieja Tortuga

En medio del bosque rodeada de árboles, grandes y sabios se encuentra un pequeña cabaña de madera algo destartalada y un poco húmeda, sin embargo ya tiene varios años que de su pequeña chimenea no deja de salir un agradable humo, que la mantiene caliente y se podría decir que viva, ahí habita una tortuga por quien no pasa el tiempo, sólo que ya no me acuerdo cuando dejó el mar. Siempre se levanta temprano, y aun cuando ya se le nota el cansancio, va a cortar la leña, recoge agua y otras actividades indispensables para su vida diaria, después pone el desayuno, sirviendo dos platos, igual que en la comida e incluso en la noche sirve dos tasas de café, sin que nadie la haya acompañado en ya demasiado tiempo, sin embargo las flores me cuentan que desde siempre ha esperado a alguien y una de ellas se atrevió a decir que ese podría ser yo, aunque yo no lo creo; después de varios años por fin salgo sin buscar nada, ni a nadie, yo no diría por cansancio, sino que con un dejo de tranquilidad y calma.

Llevo años andando, he recorrido muchos lugares, he visto muchas cosas, y supongo que he tomado mucho, tal vez hasta un poquito de mas, aunque también, puedo decir con una sonrisa y con una lagrima que he ido dejando parte de mi en todos los lugares que he recorrido y por fin la calma me ha traído hasta aquí donde me puedo comunicar con los animales, las plantas, y con las piedras, supongo que la vida me ha abierto los ojos, los oídos, todos los sentidos.

De mi plática con las flores me distrajo el viento que me hizo voltear hacia la cabaña, al tiempo que exclamaba silenciosamente, “Ve que te esperan, ya te has retrasado mucho”. Camine por una pequeña vereda y cuando iba a tocar a la puerta, esta se abrió con un alegre saludo, dejándome entrar, una silla me pidió que me sentara y una tasa me ofreció el café que llevaba encima, y un viejo que reloj que ya no funcionaba, me dijo ten calma, aquí no pasa el tiempo, (anda paseando por ahí, es un poco juguetón, tu sabes que a veces se para y otras va demasiado a prisa, todavía tiene mucho que aprender, así como tu que puedes jugar con él cada vez que quieras).

En eso entro la tortuga y me dijo que tenía cosas que enseñarme y como todo en la vida, hay cosas que parecen incomprensibles, pero con un poco de calma son fáciles de aprender. Comprendí que la calma esta más allá del tiempo, es poco de eternidad. La primera lección empieza con una pregunta ¿Cómo veniste a dar aquí? caminando respondí sin pensar, y me dijo tranquilamente "ya tendrás tiempo de pensarlo mejor".

Me hundí en mis pensamientos, y cuando me di cuenta ya era de noche, lo cual me pareció raro, por que ahí no pasaba el tiempo y le pregunte a mi anfitriona que era lo que pasaba y dijo, "no se, ha de ser por que no has superado tus costumbres", la verdad es que no entendí que era lo que trataba de decir pero no pregunte mas y salí de la cabaña, a ver la luna que tanto me gusta y para mi sorpresa una resplandeciente luna llena brillaba sobre mi cabeza, mejor que si la estuviera soñando, y en eso me acorde de tí y de las noches que pasamos caminando, y de todas las cosas que descubrimos juntos, pero sobre todo de la tarde que te tuviste que ir ... y de pronto estabas ahí ; tal cual te recordaba de la estación, llevabas tu vestido blanco, con ese sombrero que desentonaba con todo que yo te había regalado. Esta vez te pedí que te quedaras, y me abrazaste mientras atónito miraba el tren marcharse, llevándose todas tus maletas… sin saber como estábamos los dos de la mano sentados frente a la vieja cabaña de la vieja tortuga.

Nos llamo a desayunar, después de un maravilloso amanecer, te regalo una alegre sonrisa, y nos dejo jugar por el bosque toda la mañana, con un solecito que nos acompaño en un día hermoso, y un cielo tan azul que nunca mostró su blanco velo, después de comer, te pidió que salieras un rato y me dijo seriamente que tendrías que irte que ese no era tu lugar, ni tu momento, irritado deje caer mi puño sobre la mesa, quien soltó un triste quejido, mas por mi corazón roto que por el golpe; en eso se soltaba una dura tormenta, y sentado en la mecedora te ví desaparecer y esta vez ni siquiera pude decir adiós.

Después de un rato le pregunté si es que acaso volveré a verte, le pregunté por el futuro, por que me ocurría a mi todo eso, por que solo podía ser por un rato y me dijo que calma que todavía no entendía nada, y me dijo que no tenía sentido que me dijera el futuro; por que tenía suficiente fuerza para cambiarlo para crear mi propio destino; que todo, absolutamente todo estaba en mis manos y dijo que bastaba con que me volteara la vista hacia mi, con conocerme tal como soy, para poder cambiarlo todo. Me levanté del sillón, ví hacía fuera y estaba de nuevo la luna con su alegre sonrisa y me reto a cambiarla, a esconderla; desee ver el sol y de pronto su brillo me cerró los ojos, les pedí a las nubes que cubrieran el cielo y su manto se tendió sobre mi cabeza, les pedía las piedras que se convirtieran en flores y a las flores en piedras y cambiaron su forma.

De pronto me encontré en una cuidad cualquiera con coches, con gente, con tiendas, y escuché que un gato me decía: “tu tienes el poder para cambiarlo todo, pero recuerda que nada está ahí al azar todo tiene un sentido”. Ví el mundo de otra manera y empecé a aceptarlo todo, las flores, los campos, las casas, las lagrimas, incluso la pobreza, aunque reconozco que de vez en cuando le pido a alguna piedra que cambie en alguna moneda para depositarla en un vasito medio vacío, y espero con ansia volver a encontrarte, solo hace falta el momento preciso en que tu quieras regresar.

1 comment:

La Bien Servida said...

Hola esposo... Me gustó como terminaste el cuento, tenía un rato que no lo leía ... ya sabes que me encanta como escribes, tenemos que escribir en nuestro blog eh!
besos
tu esposa